Actualmente y hasta el 14 de diciembre, la artista costarricense Diana Barquero se encuentra en Marsella, realizando una residencia artística con Dos Mares, apoyada por varias entidades incluida la ACRF.
Su trabajo enfatiza procesos de fricción, transformación y colapso. Se ocupa de tensiones existentes entre espacios productivos y naturales, prestando énfasis a las consecuencias ambientales y químicas producidas por estos choques.
Es graduada de la Maestría en artes ‘Estrategias del espacio’ en Kunsthochschule Weißensee (KHB) Berlín (2020). Es licenciada en artes plásticas por la Universidad de Costa Rica (2014). En el 2020-2022 formó parte del programa educativo Soma México. Parte de su desarrollo profesional incluye diferentes residencias artísticas, entre las cuales se destacan Pivô (São Paulo, 2023), Cobertizo (Jilotepec, 2023) y Espira la Espora (Nicaragua, 2009). Ganadora de la beca de investigación Elsa-Neumann-Stipendium des Landes Berlin (NaFöG-2020). En 2018 ganó el Premio Nacional de Artes en Costa Rica (2017). Ha trabajado transdisciplinariamente con Soledad Castro en los ámbitos de ecología política y ciencias ambientales. Junto a ella ha participado en las conferencias de RGS (Londres, 2019) y EASST 4S (Praga, 2020). Ha expuesto en Alemania, Costa Rica, EEUU, Guatemala, México y Serbia.
- Sobre lo que trabajaré en la residencia:
Actualmente estoy trabajando sobre la violencia lenta que se ejerce sobre la tierra en el monocultivo de piña. Costa Rica es uno de los principales países exportadores de piña, ocasionando graves consecuencias ambientales y sociales. Esta pesquisa es de largo alcance y posee diversas bifurcaciones. Para Dos Mares investigaré las huellas de la colonialidad inscritas en la elección de esta fruta para su cultivo. Además, estudiaré las relaciones de poder entre imperios y colonias a partir de la creación del sistema de plantaciones (usando la piña como caso de estudio). Para esto propongo investigar diferentes representaciones pictórico-arquitectónicas sobre este fruto y su relación con el imaginario exotizante creado desde Europa sobre el trópico americano. Usando estos imaginarios pretendo recrear puestas en escena, a modo de teatro, donde las criaturas consideradas plaga son los personajes ficcionales de un trópico degradado por plaguicidas. Mi interés con esto es el de «recorporalizar» estas especies invisibilizadas en la narrativa del monocultivo y posicionarlas como personajes en resistencia ó personajes sobrevivientes del mundo-muerte ocasionado por las plantaciones.