Semblanzas de CR: Luis Adrián Mora

Desde que su madre lo matriculó en la “petite section” del
Franco, en 1984, la vida de Luis Adrián ha estado compartida entre dos países y
dos culturas. No sabía leer cuando ya estaba relacionado con la cultura
francesa. Hasta ahora su vida ha sido un ir y venir. También para su compañera
y sus dos hijos quienes, sin caminar, ya andaban por los aires. Lejos de ser un aburrido filósofo, le gusta el baile, la
buena comida, la buena conversación, los buenos amigos y el buen vino.

Terminado el colegio, en el 98, vino a Paris a estudiar humanidades y negocios, pero su amor por la filosofía lo hizo dejar el mundo de la economía. Ocho años después, con dos maestrías debajo del brazo, se fue a empezar su camino académico y de investigación en la Universidad de Costa Rica. En 2009 viajó nuevamente a Francia a terminar su doctorado y luego se fue a vivir permanentemente en Costa Rica. En 2013, volvió a Francia, esta vez a Nantes, para acompañar a su esposa que estaba haciendo su doctorado. Una vez en Nantes realizó una pasantía de investigación como investigador residente en el Instituto de Estudios Avanzados de Nantes, hasta el 2015. Luego regresó a Costa Rica a seguir con la Universidad. Ahora, en 2019 la filosofía lo trae de nuevo a Europa como integrante de un gran proyecto internacional de investigación sobre el Caribe.

Fabián Quesada ha hecho de todo en la industria de la imagen. Como quien asiste un parto, es a veces un gestor que resuelve hasta lo mínimo para transformar las ideas de los directores en una película o en un cortometraje; o es un líder que conduce a un grupo de artistas para darle vida a un guion y, en otras ocasiones, una especie de artesano que, con la luz, el sonido y las palabras, teje historias propias para las pantallas de los celulares, los televisores y las grandes salas de cine.

Tiene 36 años y es un joven tremendamente observador, detallista, curioso, creativo e imaginativo. Vive desde hace casi tres años en París y trabaja en la producción del reality show “Pekin Express”, que transmite en horario estelar el canal M6 de la televisión francesa.

Nacido en Curridabat, hizo escuela, colegio y universidad en el sistema público costarricense, practica yoga, le gusta la gastronomía, y el cine dramático centrado en personajes. Viaja en bicicleta como muchos parisinos y está casado con un hidro-biólogo francés. Actualmente, se halla en período de gestación profesional… madurando su primera película.

Luis Adrián viene de un hogar de clase media del este de San José, su madre fue maestra y su padre abogado, quien murió cuando él era pequeño. Su padrastro fue también una figura importante para él, de quién aprendió la constancia, el orden y el esfuerzo en el trabajo, así como una pasión por la historia.  Es el mayor y único varón de cuatro hijos.

En Costa Rica, nunca conoció otro kínder, otra escuela ni otro colegio más que el Franco. “Desde el colegio me encanta la literatura francesa clásica, recuerdo que también leía mucha poesía francesa y me aprendí muchísimos poemas. Sin duda, mi futuro hubiera sido otro si no hubiera estudiado en el Franco y si no hubiera tenido los profesores y compañeros que tuve”.

Le impactó mucho la novela “L’education sentimentale” de Gustav Flaubert (el mismo autor de “Madame Bovary”), un clásico de la literatura universal, así como Les Fleurs du Mal, el poemario de Baudelaire.

Al mismo tiempo, Luis Adrián disfruta la literatura latinoamericana y en particular la poesía, sobre todo de autores como los costarricenses Luis Chaves, Guillermo Barquero, Catalina Murillo, o la argentina Samanta Schweblin. Además de literatura Luis Adrián pasa horas leyendo historia de Costa Rica y de Latinoamérica, otra pasión nacida al calor de sus buenos profesores del colegio.

Durante 10 años en Francia fue un magnífico estudiante que supo combinar muy bien la oportunidad de tener una beca de estudio con las distracciones que ofrece esta bella ciudad. Con sus amigos, solía disfrutar mucho de los picnics a orillas del Sena, de los cafés parisinos, sus parques, sus museos, sus bares y sus calles.

Sus tías le enseñaron a bailar. Le gusta la salsa y el merengue. “Siempre fue muy fiestero y muy querido por sus amigos. Tiene muy buen sentido del humor, es una persona que escucha, se pasa muy bien con él”, cuenta Erika Guevara, una de sus amigas. “Para mí, Luis Adrián fue inspirador. Por él, yo tomé la decisión de venir a Francia cuando yo estaba en el Franco. Escuchándolo, me dije: yo quiero hacer lo mismo. Y así fue. Aquí estoy”.

Por sus estudios en el área de los negocios, Luis trabajó en Francia en una empresa multinacional durante un año, donde le ofrecieron quedarse. Ahí fue donde tuvo que hacer un alto en el camino y tomar una difícil decisión: o seguir en los negocios o lanzarse a lo académico desde la filosofía. “Opté por lo académico, me regresé y empecé a trabajar como profesor en la Universidad de Costa Rica en Estudios Generales, en la escuela de Filosofía y en investigación”.

En 2009, cuando regresó a Francia a terminar su doctorado, no compró un tiquete, sino dos. Su compañera, María Martínez, con quien se había casado hacía dos años, se unía al viaje.

Su doctorado fue sobre la Conquista de América, Luis Adrián trabajó en particular sobre el pensamiento de un español muy singular: Fray Bartolomé de las Casas.  “Él ha sido muy estudiado por historiadores y religiosos, pero no tanto por filósofos; tiene todo un pensamiento filosófico que se deriva de sus posiciones éticas sobre la imagen del indio, la Conquista como guerra justa, el sistema económico de la época y la libertad de los indios”.

En 2012, escribió y publicó en Francia: “Bartolomé de Las Casas: conquête, domination, souveraineté” (Conquista, dominación y soberanía), un libro basado en Fray Bartolomé, el cual está ahora traduciendo al español gracias a un contrato con la casa editorial Paidós, de México.

Durante sus años de estudios en Francia, Luis Adrián nunca perdió la conexión con Costa Rica. Siempre viajó al menos una vez al año. “Luis ha sabido navegar entre dos países por muchos años, es una persona con una curiosidad intelectual muy elevada, con un espíritu crítico muy importante, siempre he admirado su deseo de querer aprender muchas cosas, es una persona brillante, opina su amiga Silvia Espinoza.

 

Luis Adrián se enamoró de María desde tiempos del Colegio. Se dejaron unos años por su primer viaje de estudios, pero la vida los unió nuevamente. Él vivía en Paris en 2005 y ella fue como asistente de lengua extranjera. Entre las largas noches de invierno y los celestes cielos del verano descubrieron que era posible un proyecto de vida juntos.  Un año después se regresaron a Costa Rica y decidieron casarse.

Sus dos hijos no nacieron en un avión, pero casi, casi. Felipe, el primero, nació en Costa Rica, pero a sus ocho meses fue llevado por sus padres a Francia. Ella para hacer su doctorado en Literatura Hispanoamericana y él para trabajar como investigador.

Entre tareas y libros apareció Camila, su segunda hija. María quedó embarazada en Francia, pero tomaron la decisión de que sería mejor que la luz de la vida diera en Costa Rica. Se sentían un poco solos en Nantes y consideraron prudente que a todos los rodeara la familia.

Ambos hijos, ahora de 6 y 4 años, estudian también en el Franco. Luis Adrián ha procurado incentivarles el amor por ambos países y su madre, además, por un tercer país: “Yo procuro transmitirles también mucho de mis herencias familiares, pues mi papá fue nicaragüense y por eso les hablo mucho de Nicaragua, de esa otra herencia que es de ellos también, y les leo mucha poesía de Rubén Darío”.

María cree que algo que sobresale de la personalidad de Luis Adrián es la dedicación y esfuerzo para hacer la tarea que sea, ya sea en la casa o en el trabajo. “Es sumamente comprometido como papá y esposo, además de ser una persona sumamente dulce y gentil, buen amigo y compañero. Supongo que todo eso fue lo que me atrajo de él cuando lo conocí”.

 

Luis Adrián forma parte de un selecto grupo de 100 investigadores de unas 15 universidades de 12 países de Europa y América Latina quienes, con fondos de la Unión Europea, están haciendo una gran investigación sobre el Caribe titulada “Mundos conectados: El Caribe y los orígenes del mundo moderno”.

Nuestro país está representado por 10 investigadores de la Universidad de Costa Rica que se suman a colegas de Alemania, Francia, Italia, España, Colombia, Puerto Rico, Cuba y las Antillas europeas. Allí participan historiadores, sociólogos, literatos, antropólogos y filósofos, quienes, además de la investigación académica, tendrán la misión de producir manuales sobre historia, audiovisuales, textos escolares y ensayos sobre temas claves como el racismo, la discriminación y la explotación.

En concreto, Luis Adrián investiga a tres pensadores caribeños:  Edouard Glissant, de Martinica (Francia), Antonio Benítez Rojo, de Cuba y Sylvia Wynter, de Jamaica. “Lo que me interesa es ver lo que tres pensadores de diferentes orígenes, que escriben en diferentes idiomas, pero que son todos caribeños, piensan sobre identidad, historia y política del Caribe”.

 “Si uno mira el mapa le parece absurdo que esos pequeños territorios al frente de América Central pertenezcan a países lejanos de Europa y, más absurdo aún, que, para poder viajar de una isla a otra, que está casi al lado, haya que viajar a Londres, París o Ámsterdam. Pareciera que los imperios coloniales siguen fragmentando esos territorios y continúan acentuando las diferencias entre ellos”, comentó.

 

Es inevitable para Luis Adrián, cuando imagina su futuro próximo, pensar en América Latina, pero haciendo escala en Francia. En el 2019 regresó a Paris en una pasantía para revisar archivos de uno de los autores que está estudiando, que están en la Biblioteca Nacional de Francia.

Regularmente Luis Adrián viene dos veces al año porque además es parte de la Junta Directiva de la Red Francesa de Institutos de Estudios Avanzados (RFIEA).

Uno de sus proyectos es presentar formalmente, en Paris, su libro sobre Fray Bartolomé de las Casas y quiere hacerlo el año entrante con el apoyo de la ACRF. Académicamente, quisiera enseñar en otras Universidades de América Latina y reconoce que le gustaría pasar algunos años en Francia con sus hijos y su esposa. Luis Adrián siente todavía algo de nostalgia cuando se pone a pensar qué vida pudo haber tenido si hubiera optado por quedarse en Francia indefinidamente. Eso nunca se sabrá, lo que sí parece estar claro es que se siente cómodo con un pie allá y otro acá.

En 2021 Luis Adrián tuvo el honor de ser nombrado director adjunto del Instituto de Estudios Avanzados (IEA) de Nantes. Esta institución ofrece estudios especializados en Ciencias Sociales y Humanidades (y también en Ciencias Formales y Naturales) a investigadores de todo el mundo, con particular apertura a quienes vienen de India, África y América Latina.

Se trata de un convenio con la Universidad de Costa Rica gracias al cual está “prestado” para dirigir uno de los institutos más prestigiosos de Europa. Luis Adrián se encarga de la animación científica y del proyecto estratégico del Instituto, por lo que debe vivir en Francia con su familia unos meses al año.

Así que, como si ese fuera su destino, sigue compartiendo su vida y sus actividades profesionales a uno y otro lado del Atlántico.