Semblanzas de CR: Fabián Quesada

Detrás de las cámaras escribe el guion de su propia vida

Aquellas puestas en escena en el patio de su casa, con ropas viejas y maquillajes improvisados; los juegos a ser locutor de un programa de radio, arremedando las voces de los oyentes; y los videos caseros… ya eran un presagio, siendo apenas un niño.

Fabián Quesada ha hecho de todo en la industria de la imagen. Como quien asiste un parto, es a veces un gestor que resuelve hasta lo mínimo para transformar las ideas de los directores en una película o en un cortometraje; o es un líder que conduce a un grupo de artistas para darle vida a un guion y, en otras ocasiones, una especie de artesano que, con la luz, el sonido y las palabras, teje historias propias para las pantallas de los celulares, los televisores y las grandes salas de cine.

Tiene 36 años y es un joven tremendamente observador, detallista, curioso, creativo e imaginativo. Vive desde hace casi tres años en París y trabaja en la producción del reality show “Pekin Express”, que transmite en horario estelar el canal M6 de la televisión francesa.

Nacido en Curridabat, hizo escuela, colegio y universidad en el sistema público costarricense, practica yoga, le gusta la gastronomía, y el cine dramático centrado en personajes. Viaja en bicicleta como muchos parisinos y está casado con un hidro-biólogo francés. Actualmente, se halla en período de gestación profesional… madurando su primera película.

Estudió en la escuela Juan Santamaría, en el Liceo de Curridabat y en la Universidad de Costa Rica (UCR). “Crecí dentro de una familia amorosa y unida. Mi padre, Arnoldo Quesada, tenía una pequeña empresa de aluminio y vidrios; y mi madre, Olga Miranda, siempre estuvo en la casa. Somos cinco hermanos, yo soy el cuarto”.

Tuve una infancia muy linda. Recuerdo que desde los siete años jugaba con mi hermano menor y mis primos, yo hacía piezas de teatro y los ponía a actuar, me inventaba historias y creaba personajes y vestuario para ellos. Fui un niño muy creativo”.

También me inventaba programas de radio. Mi mamá escuchaba una radio religiosa, entonces yo hacía diferentes voces, conducía el programa y recibía llamadas. Cuando tuvimos una cámara de video, empecé a grabar cosas. Viví mi infancia en medio de muchos cuentos y muchas historias. Desde entonces, crear otras realidades fue algo que nació muy natural en mí.

Siempre fue buen estudiante, aunque reconoce que no tanto en conducta porque fue muy rebelde. No obstante, fue el promedio más alto de su colegio para ingresar a la UCR, con lo cual podría entrar a cualquier carrera. “Recuerdo que mis papas querían que estudiara medicina, pero yo tenía claro que lo mío era la producción de contenidos para las pantallas”.

Entró a la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva y estudió Producción Audiovisual y luego Publicidad y de allí… a la calle, a filmar, a producir comerciales, cortos y toda clase de productos digitales para redes sociales.

Unos años más tarde hizo una pausa para complementar su formación. Llevó cursos cortos en Nueva York y en Los Ángeles sobre cine y narración, con famosos guionistas de todo el mundo.

Casi no hay una productora audiovisual importante en Costa Rica donde no haya trabajado. Su nombre es muy conocido entre directores de cine y video porque Fabián ha sido un primer asistente muy versátil.

Durante más de 15 años ha sido la mano derecha de decenas de directores, encargándose de todos los requerimientos de una producción. “Me buscan porque entendiendo rápidamente el sentido artístico de sus ideas, les hago sugerencias, siempre les propongo cosas y encuentro soluciones a los inconvenientes. También porque soy creativo, imagino, invento, tengo buen humor y la gente se ríe conmigo”.

Fabián ordena las actividades en el tiempo, organiza el personal y lidia con los directores de fotografía, arte, vestuario, maquillaje, sonido y música. Se asegura que todas las áreas involucradas en una producción tomen el rumbo que el director pensó.

He hecho de todo en esta industria. Además de ser productor y asistente he dirigido muchas producciones publicitarias, yo concibo una obra y la imagino desde el principio hasta el final. Oriento al equipo de artistas hacia una dirección y sincronizo a los creadores”.

Está pendiente del mínimo detalle: por dónde entra la luz, cómo camina el personaje, o el contraste de los colores en cada escena. “Tengo interés por la comunicación artística, cuando hago un mensaje quiero que esté lleno de belleza, además debe ser entretenido y que tenga gracia”.

Eso le exige desarrollar al máximo algunas de sus cualidades, sin las cuales no podría ser lo que es. Para su amigo Esteban Barahona, quien ha sido su cliente por muchos años, Fabián es una de las personas más auténticas y talentosas que conoce. “Sin duda, trabajar con él ha sido de las mejores experiencias que he tenido durante mi carrera, ya que varias veces he depositado mi confianza en él como productor audiovisual, sorprendiéndome siempre con alguna idea que potencializa la propuesta original. A nivel profesional no hay duda de que sabe lo que hace y lo hace bien”.

Su mente creativa y su pasión en cada cosa que hace, lo lleva a romper diariamente el statu quo, aunque admito que a veces puede ser un poco terco y difícil de contradecir. Pero como amigo puedo asegurar que es una de las personas que siempre querré tener a mi lado, porque es leal, divertido, incondicional, comprensivo y sobre todo un excelente ser humano”.

Fabián trabaja como asistente de dirección de un programa estelar de la televisión francesa llamado Pekin Express. Es un reality show, con 15 años al aire, que lleva a 10 parejas a concursar por varias partes del mundo, con misiones concretas y traslados de un punto a otro pidiendo ride (autostop).

Es la mano derecha del director Sébastien Zibi, un especialista en este tipo de programas, también realizador de otro famoso, llamado Top Chef, y de quien dice que ha aprendido mucho.

En mi trabajo, llego antes a los lugares donde se filma, le presento opciones sobre las locaciones, preparo el terreno, coordino la filmación con 10 cámaras al mismo tiempo, hago las convocatorias de la gente, propongo los juegos… en fin, toda la preproducción y la producción. La última grabación la hicimos en un continente magnífico, pero por el COVID-19 tuvimos que suspenderla, la retomaremos en setiembre”.

Como lo hizo en Costa Rica, también dirige en París videos cortos y ligeros para consumo masivo en redes sociales. “Me acaban de llamar de la empresa Jelly Smack, para hacer unas producciones sobre belleza. Esa empresa, con la que ya había trabajado antes, también hace videos sobre temas de naturaleza, manualidades, deportes o dibujos animados”.

De sus intervenciones en decenas de producciones, una muy significativa fue la película Gestación, de Esteban Ramírez, en 2008. “Fui el primer asistente de dirección en una de las primeras películas grandes que se hacían en Costa Rica. Esteban me permitió meter mucho de mí en la película, estuvo muy abierto a recibir mis aportes, tuve la oportunidad de darme cuenta de que eso es lo que quiero hacer. Me marcó”.

Otra fue un comercial que hizo para la empresa sueca Ikea, en Puerto Viejo de Limón. “Fue muy singular porque los actores eran monos, estábamos promocionando una cocina en medio de la jungla, donde los animales llegaban a hacer fiesta. Estaba dirigida a la televisión en Londres. Eso cambiaba toda la forma de dirigir. Fue un proyecto muy interesante y muy grande, coordinando a más de 100 personas durante una semana. Me cambió las reglas del juego, realizar una historia contada con animales”.

También recuerdo con agrado El emigrante, un cortometraje de Mario Cardona que me permitió un acercamiento con realidades muy diferentes a la mía: barrios peligrosos, mucha pobreza, realidades complejas. Fue una experiencia humana que me nutrió mucho”.

No fue un vuelo comercial quien lo trajo a París. Fue el amor. En 2014 conoció a alguien con quien inició una relación a distancia, luego convivieron un año en Costa Rica y finalmente se trasladaron y se casaron en Francia, en 2018.

Aprendí a hablar francés rápidamente y una de las motivaciones fue conocer pronto a mis suegros y poderme comunicar con ellos y el resto de la familia. Estoy aquí por Frank, sino quizás estaría en otra parte”.

Tiene casi tres años de vivir en París. “Es el segundo lugar donde me he sentido en casa. Hago clic con la historia de este país, con su liberación de las monarquías y las ideas arcaicas, su educación, sus libertades y los derechos de las personas. Me gusta cómo los franceses disfrutan la vida”.

Su amiga Tatiana Merizalde lo conoce desde hace muchos años y asegura que la pasa muy bien con él. “Es una persona muy ocurrente, pasar tiempo con él es muy divertido porque es super histriónico, siempre es el alma de la fiesta, le gusta representar diferentes personajes y uno pasa momentos muy amenos con él. Pudo haber sido un excelente actor, creo que todavía puede serlo”.

Siempre se sale con la suya… Porque es muy perseverante, siempre logra lo que se propone. Es muy bonito, a través de los años, verlo alcanzar sus sueños. Es una persona que se adapta a todo y siempre le saca lo mejor a la vida, tiene una gran capacidad de disfrutar mucho las cosas”.

Fabian dice que, por ser géminis, conoce muy bien los extremos. “Puedo ser muy dulce y muy tranquilo, pero también explosivo. Tengo buen humor y a la vez tengo carácter fuerte cuando tengo que tenerlo, discuto, peleo, soy tenaz”.

Nació en el año de la rata, según el calendario chino. “Soy muy perceptivo, sensible y astuto para buscar soluciones a los problemas. Pero sobre todo soy muy observador, siempre estoy atento de los detalles, soy muy curioso. También soy muy social, me encantan las conversaciones, escuchar historias, preguntar, saber cómo las personas perciben la vida”.

Obviamente aficionado al cine, ve películas de todos los géneros, pero en especial dramas sicológicos con un poco de suspenso. Lo atrapan las que tocan las emociones humanas, por eso uno de sus directores preferidos es Ingmar Bergman. También le gusta John Cassavetes, un gran director independiente; Cristofer Nolan por lo interesante de sus propuestas; y Pedro Almodóvar, por sus filmes centrados en personajes.

Todas las semanas veo películas, tengo varias plataformas que uso, pero también voy al cine. Ir al cine es una experiencia inmersiva por el ambiente, la pantalla, el sonido y sobre todo por la conducta. Uno se compromete con la película de otra manera, que cuando la ve en la casa. En una sala de cine uno vive la historia más intensamente. Es una lástima el declive de la industria de proyección en los cines, con la pandemia”.

Fabián también hace yoga desde hace siete años y es profesor de esta disciplina. “No me dedico a eso, pero a veces le doy clases a amigos. El yoga me ayuda a conectarme en el presente, uno es más feliz cuando se concentra en algo y lo disfruta sin tener otra cosa en la cabeza”.

Es bueno para el diente, come de todo y dice que lee mucho sobre comida y nutrición porque, al final, uno es lo que uno come. “Me encantan los gallitos y los tacos. Cuando puedo, traigo tortillas de Costa Rica y las congelo, sino las compro aquí. Eso es lo bueno de Paris, que se consigue de todo”.

De hecho, es quien lleva la batuta de la comida en la casa. “Para comer disfruto las cosas simples, pero para cocinar me gustan los platos complicados, que me tomen tiempo. Disfruto invitar gente y explicarle lo que preparé. Hace poco hice un cerdo desmechado para un picnic en el bosque de Vincennes. Tardé como cinco horas entre los adobos y el horno, pero valió la pena”.

También es un fan de la bicicleta, no usa el metro casi nunca y se traslada a su trabajo en su veló de carreras. “Es la mejor manera de conocer la ciudad”.

Casi 20 años de experiencia han sido el preámbulo para que Fabián desarrolle sus propios proyectos de ficción. “He contado muchas historias para empresas y marcas y siento que estoy en el momento de empezar a contar mis propias historias. Me encantan los dramas y sobre todo el cine de personajes, quiero explorar las emociones del ser humano y contar sus historias particulares”.

Desde hace cinco años escribe en un cuaderno todas sus ideas, pequeñas fotografías narradas de espacios que ha imaginado, detalles, personajes y diálogos. Anota todo lo que le inspire, incluso a menudo se despierta y escribe sus sueños.

Ya empecé a escribir. Estoy en la etapa de hacer las escaletas, armando los momentos de la historia para luego armar escenas y diálogos. Primero será un corto y eso dará pie a una película”.

No sabe cuándo, pero, a juzgar por su perseverancia, lo que está en ese cuaderno de apuntes lo veremos algún día en la pantalla.

El 2021 fue un año intenso en la vida profesional de Fabián porque participó en la filmación de una película franco-alemana que trata sobre los atentados terroristas en París de 2015, donde murieron 130 personas. Es la historia de un periodista francés, Antoine Leiris, quien perdió a su esposa en el Teatro Bataclan. Él posteó una carta que circuló ampliamente en redes sociales y en la que destacaba una frase que luego dio nombre a su libro: Vous n’aurez pas ma haine (Ustedes no tendrán mi odio).

Fabián trabajó como segundo asistente de dirección y director de la unidad que se ocupa de hacer las grabaciones con los dobles y las imágenes de apoyo que contextualizan la historia. Además, hizo de mano derecha del director en otros detalles del filme, entre ellos dirigir una sesión de fotografía con los protagonistas Pierre Deladonchamps y Camélia Jordana, dos actores famosos de Francia.

Este trabajo lo sensibilizó aún más, frente al drama de tantas familias que 7 años más tarde sufren las consecuencias de aquellos hechos violentos. La película se estrena en noviembre de 2022.